Paternidad natural

El cuidado parental no es un rasgo común en los animales. De hecho, muchas especies tienen estrategias reproductivas que consisten en tener una gran cantidad de descendientes que son dejados a su suerte desde el momento del nacimiento. En las especies que sí tienen cuidado parental, por lo general las únicas encargadas del cuidado de las crías son las hembras. Sin embargo, hay algunas excepciones en las que los machos tienen un papel significativo que incluye más que solo aportar espermatozoides. A continuación, les contamos algunos casos de cuidados paternales en la naturaleza.

Avestruz

Imagen de Nel Botha en Pixabay

Avestruz (Struthio camelus). Las avestruces habitan en África y en tiempos remotos vivieron también en el suroeste de Asia. Esta especie tiene dimorfismo sexual, es decir que los machos y las hembras se ven diferentes, en este caso los machos son más grandes (miden hasta 3 metros y pesan hasta 180 kilos) y tienen el plumaje negro, a diferencia de las hembras que son más pequeñas con plumaje gris. Durante la temporada reproductiva ambos padres toman turnos para incubar los huevos, las hembras lo hacen de día y los machos de noche. Se cree que este comportamiento ayudaría a proteger el nido en la noche, pues el plumaje negro de los machos es más difícil de distinguir en la oscuridad. Después de que los polluelos eclosionan, el macho toma un papel activo en la crianza, enseñándoles a los polluelos a alimentarse, así como defendiéndolos agresivamente contra los depredadores.

Tití pigmeo

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Tití pigmeo (Cebuella pygmaea). Los titís pigmeos son los primates más pequeños del Neotrópico, es decir de la zona tropical del continente americano. Viven en grupos sociales de entre 3 a 8 individuos, liderados por una pareja de adultos. Las hembras dan a luz en promedio 2 crías, que pueden representar hasta el 25 % del peso corporal de la madre, equivalente a que una mujer tuviera un bebé de 20 kilos de peso. Para aligerar la carga de la nueva madre, el padre la ayuda en el parto y limpia a las crías una vez nacen. Además, se encarga de llevarlas en su espalda durante las actividades diarias, devolviéndolas a la madre solo para ser alimentadas.

Zorro rojo

Imagen Bob Hilscher en iStock

Zorro rojo (Vulpes vulpes). Los zorros rojos pueden formar parejas monógamas durante la temporada reproductiva. Una vez la hembra da a luz a las crías, debe permanecer en la madriguera entre 2 y 3 semanas para mantenerlas calientes y alimentarlas. El macho entonces asume la tarea de cazar alimento tanto para él como para la hembra, a la que le lleva las presas hasta la madriguera. Cuando las crías han madurado lo suficiente para salir, el macho las llamará para jugar con ellas, enseñándoles de esta manera los principios básicos de la cacería y cómo escapar de otros depredadores.

Ñandú

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Ñandú (Rhea americana). Los ñandúes son las aves más grandes de América, los machos pueden medir hasta 1,5 metros y las hembras 1,2 metros. Se destacan por ser grandes corredoras, incapaces de volar debido a su gran tamaño. Tal vez el aspecto más llamativo de los ñandúes es su comportamiento reproductivo. Los machos cortejan hasta 12 hembras en la temporada reproductiva, para luego construir un nido en el que ellas depositarán hasta 80 huevos. Una vez se completa la puesta de huevos, el macho se encargará de incubarlos por un periodo de entre 29 y 43 días. El cuidado del macho continúa por 6 meses después de que eclosionan los polluelos, tiempo en el que alcanzan el tamaño de un adulto.

Pingüino emperador

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Pingüino emperador (Aptenodytes forsteri). Los pingüinos emperador viven en la Antártida. Forman parejas monógamas solo durante la temporada reproductiva y son los únicos pingüinos que se reproducen durante el invierno antártico. La hembra pone un único huevo por temporada, que requiere mucha energía para ser producido, disminuyendo considerablemente sus reservas energéticas. Tras la puesta, la hembra transfiere el huevo al macho, poniendo especial atención en que no toque el suelo congelado, y se dirige al océano para alimentarse y reponer sus reservas. Una vez el macho recibe el huevo, lo guarda en una bolsa de anidamiento que tiene en el abdomen, encima de sus patas. El periodo de incubación dura aproximadamente 60 días, tiempo en el que el macho no come. Cuando eclosionan los polluelos, la colonia conformada por machos forma círculos apretados para mantener tanto calor corporal como sea posible. Eventualmente, las hembras vuelven a la colonia, llenas de energía y alimento para cuidar al polluelo. Ellas relevan a los machos, que tienen la oportunidad de volver a comer antes de que sea su próximo turno.

Maria Camila Estrada-Flórez
Maria Camila Estrada-Flórez

Bióloga, MSc, especialista en edición de publicaciones. Las aves son mis bichos preferidos, pero odio madrugar.
Cofundadora de SatúrnidaLab.


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