Las palmeras son una insignia de las playas y las costas caribeñas, tal vez sean las plantas que más se asocian con ellas. Sin embargo, no son las únicas que allí existen. Comparten estos espacios con unos árboles menos conocidos: los mangles, que están adaptados a vivir en las zonas intermareales de las costas del trópico y subtrópico, por lo que resisten los altos niveles de salinidad del agua del mar.
Sus troncos y raíces pueden formar una maraña submarina que se convierte en un refugio para muchos animales como peces y moluscos. Además, son plantas pioneras, es decir que son las primeras en colonizar un hábitat despoblado, generando condiciones ambientales favorables que permiten que otras plantas y animales se establezcan.
Las comunidades de mangles forman manglares, ecosistemas valiosos para las comunidades aledañas porque proveen servicios como la producción pesquera, protegen las costas de fenómenos naturales como huracanes, almacenan carbono y capturan sedimentos que llegan de los ríos. Una de sus principales funciones ecológicas es la afluencia de materia orgánica, es decir, la salida de hojarasca (hojas y ramas caídas) y otros componentes desde el dosel (copa) de los mangles que sostiene a muchos de los animales herbívoros de los estuarios y de las aguas cercanas a la costa.
También se ha reportado que entre más amplia sea la extensión de los manglares en la costa, mayor será la producción pesquera. Sin embargo, la mayoría de estudios no explican la relación causal (es decir, cuál es el mecanismo detrás de esta relación) entre los manglares y la producción pesquera.
A pesar de que Colombia tiene una gran variedad de ecosistemas de manglares a lo largo de la costa Caribe, no se han realizado estudios de este tipo en el país y la mayoría de la información recolectada en Latinoamérica proviene de investigaciones realizadas en manglares ubicados en México.
Este panorama motivó al investigador Alejandro Sandoval a tratar de entender la importancia de las funciones ecosistémicas de los manglares del delta del río Atrato como fuente de alimento para peces que son comercialmente importantes, con el fin de proveer una base científica para los esfuerzos de conservación y el manejo de pesquerías artesanales que tienen su sustento en los manglares.
¿Los manglares son una fuente de materia orgánica importante?
La fotosíntesis realizada por los organismos fotosintéticos transforma la energía lumínica del sol en materia orgánica (carbohidratos) compuesta principalmente por átomos de carbono. Luego, cuando estos organismos son consumidos por los animales herbívoros, estos átomos se integran a los cuerpos de estos últimos en forma de biomasa (carbohidratos, proteínas, lípidos). Por esta razón, tanto las plantas en los ecosistemas terrestres como las algas en el océano son tan importantes para sostener la vida, pues son la base energética de las redes alimenticias.
Aunque los mangles son altamente productivos, distintos estudios muestran que cuando los animales herbívoros se alimentan de ellos asimilan poco de la materia orgánica ingerida, pues sus componentes son difíciles de degradar y posee un bajo contenido de proteína (entendida como la cantidad de nitrógeno en las hojas).
Además, en el Caribe los manglares no son considerados una fuente de alimento importante para la vida marina en estuarios. Sin embargo, la mayoría de estudios al respecto se han realizado con manglares cuando estos están cerca de pastos marinos o arrecifes de coral. Estos son considerados hábitats marinos altamente productivos, es decir que tienen una gran cantidad de organismos fotosintéticos.
A pesar de que los estudios en Caribe colombiano en este sentido han sido muy pocos, hay al menos uno que aporta evidencia de que los manglares podrían ser fuentes primarias de materia orgánica para los estuarios. En 2003 el investigador José Ernesto Mancera de la Universidad de Antioquia, realizó análisis químicos en distintos tejidos de animales (macroinvertebrados y peces). Encontró que en la Ciénaga Grande de Santa Marta, un ecosistema que no está directamente conectado con otros hábitats costeros productivos, los manglares podrían ser una fuente importante de materia orgánica para las redes alimenticias estuarinas.
Bajo este panorama, se podría afirmar que hace falta conocer mejor la función de algunos manglares, principalmente aquellos que se encuentran distantes de pastos marinos y arrecifes de coral, como es el caso de los manglares del golfo de Urabá y del delta del río Atrato.
Manglares en Colombia. Mapa adaptado de Esri Colombia.
Área de estudio
La investigación de Alejandro Sandoval se realizó en el golfo de Urabá, uno de los estuarios más grandes a lo largo del mar Caribe, ubicado en la costa noroccidental de Colombia, cerca de Panamá. En la costa occidental del golfo desemboca el río Atrato, que es la segunda entrada de agua dulce más grande en el Caribe colombiano, después del río Magdalena.
A lo largo de los numerosos deltas y desembocaduras de los ríos hay grandes extensiones de manglares (aproximadamente 5.700 hectáreas), en las que el mangle rojo (Rhizophora mangle) es la especie dominante (ocupa más del 80 % por área), seguido por el mangle blanco (Laguncularia racemosa) y el negro (Avicennia germinans).
Estos manglares no están directamente conectados con otros hábitats costeros productivos, pues solo hay unos pequeños parches de arrecifes de coral en el noroccidente del golfo, una situación ideal para evaluar el aporte de materia orgánica de los manglares al ecosistema costero.
Además, el estuario del delta del río Atrato es considerado como un hábitat esencial para los animales acuáticos y las pesquerías artesanales, que contribuyen tanto al comercio como a la subsistencia local. Sin embargo, la información relacionada con la contribución de estos manglares a las pesquerías es aún limitada. Es más, la información sobre los peces estuarinos y la ecología de la comunidad de invertebrados es escasa (aunque hay disponibles inventarios de especies) y no hay un plan de manejo para las pesquerías del golfo. Un vacío de información que la investigación de Alejandro ayudará a llenar.
Por estas razones, el delta del río Atrato fue la mejor opción para que Alejandro pudiera poner a prueba las hipótesis que se han propuesto sobre el papel de los manglares en los ecosistemas costeros y su importancia en las redes alimenticias.
Esta es nuestra primera entrega de esta serie sobre manglares, esos estupendos ecosistemas de los que continuaremos hablando y tratando de entender a través del estudio doctoral de Alejandro Sandoval, desarrollado en la Universidad de Antioquia y cuyos resultados ya han sido publicados en artículos científicos (enlaces abajo) en revistas internacionales con la co-autoría de investigadores de Colombia y España. En una segunda entrega mostraremos algunos resultados más amplios de su investigación.
Glosario
Las redes tróficas o alimenticias: son las interconexiones existentes entre los organismos de un ecosistema, basadas en quién se come a quién.
Fitoplancton: el fitoplancton es una comunidad de microorganismos fotosintetizadores que viven en sistemas acuáticos.
Macroinvertebrados: es un término que se usa para referirse a animales invertebrados como los insectos y los moluscos, entre otros.
Estuarios: son cuerpos de agua parcialmente encerrados que se forman cuando el agua dulce de ríos y quebradas que fluyen hacia el océano se une al agua salada del mar.
Zonas intermareales: es la parte del litoral que está situada entre los niveles mínimos y máximos de la marea.
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Investigaciones en manglares de Alejandro Sandoval
Contribución de la materia orgánica de los manglares a las comunidades de peces y a las redes tróficas estuarinas en en el suroccidente del mar Caribe (Colombia). 2020. Universidad de Antioquia.
Capítulo 3: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jfb.14404
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