Todos tenemos abuelos, biológicamente hablando. Algunos somos afortunados y podemos compartir tiempo con ellos, escuchamos sus historias y saboreamos recetas familiares pasadas de generación en generación. Aunque aplica para los humanos, no todas las especies de animales tienen una familia tan numerosa.
Para empezar, en muchas especies de animales “tener descendencia” se limita a poner huevos o dar a luz a miles de crías que tendrán que valerse por sí mismas. Por esta razón, la gran mayoría de animales no conocen a sus abuelos. Es probable que cuando nazcan ya no estén vivos, o si viven no se encuentran con ellos, porque por lo general los animales se dispersan para evitar competir por recursos y reproducirse con familiares cercanos.
Algunas especies que sobreviven a más de una temporada reproductiva pueden alcanzar a vivir incluso después de que dejan de ser fértiles. Esa es la descripción de los abuelos, organismos que no se reproducen más pero que siguen con vida. Podría ser una contradicción, pues el objetivo último de todas las especies es pasar sus genes a la siguiente generación. Sin embargo, producir descendientes no es la única forma de hacerlo.
Para muchos mamíferos, aves e insectos la estrategia de tener hembras mayores o abuelas, que ayuden en la crianza de sus nietos es muy exitosa. Cuando las abuelas aplican toda su experiencia en ayudar a las madres jóvenes e inexpertas, aumenta la supervivencia de sus crías. Además, desempeñan un papel activo en la defensa de sus parientes de otros animales y, en tiempos de escasez de alimentos, pueden llevar a sus grupos a lugares donde podría haber comida.
Hasta aquí, se entiende el papel de las abuelas. Sin embargo, nos quedan los abuelos. En el resto de animales, los machos no interactúan ni con sus descendientes ni con sus nietos, pues su objetivo principal es tener sus propios hijos y, por lo tanto, no proveen mucho cuidado parental. Pero los humanos sí que tenemos abuelos, que podrían considerarse toda una rareza en la naturaleza. Se tiene evidencia de que cuando interactuamos con ellos aumenta la calidad de nuestra salud mental, así como otros indicadores de bienestar. Piensa en esto la próxima vez que tu abuelo repita una historia que ya te sabes de memoria.
En esta galería te presentamos tres abuelas del reino animal que tienen comportamientos de cuidado con sus descendencias.
Fuentes:
Lee, R.D. (2003). Rethinking the evolutionary theory of aging: Transfers, not births, shape senescence in social species. Proceedings of the National Academy of Sciences, 100(16), 9637-9642. https://www.livescience.com/64951-do-any-animals-know-grandparents.html
Gentile, O. (2019) Of baby birds and their grandparents. The Grandparent Effect. https://grandparenteffect.com/of-baby-birds-and-their-grandparents/
Fotografías Pixabay.
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